jueves, 19 de enero de 2012

Rueda de la fortuna

Gira, ha girado la rueda. Sus colores me hipnotizaron, me atraparon.
-¿Habías visto algo como esto?
-No.
-¿Qué te hace pensar?
-Nada.
Mentí, los colores me llevaron a lugares a los que no llegaba desde que era niño. No pensé que los recordaría de nuevo. Pero, más que recordar… ¡Ay! Sentí escalofríos, escalofríos petrificantes, escalofríos escalofriantes, escalofríos… La grama verde y caliente dejó mi espalda enrojecida. Con mi mano sostenía un cigarrillo barato que no había podido fumarme unas horas antes, o quizá no era el mismo cigarrillo ¿Me lo habría fumado antes? ¿Me lo habré fumado después? Me lo estoy fumando ahora. Todos saben igual, pero en momentos como aquél y éste, tienen un sabor amargo, una sensación a fracaso.
Fracasé en olvidar ese momento.
-Me siento emocionada ¿Tú que sientes?
-Escalofríos.
-¿Estás bien?
-No estoy.
Así es, no estaba, me había ido lejos. Lejos hacia la grama caliente, hacia el humo amargo, hacia la tristeza máxima, la melancolía ruda, las lágrimas incontrolables…inacabables, indeseables, lágrimas cálidas, escalofríos, escalofríos petrificantes, escalofríos escalofriantes, escalofríos… ¡Oh! Colores malditos. Rojo, verde, azul, rojo, amarillo, morado, rojo, negro, rojo. Colores que giran y giran y giran y no paran de girar, no pararon, no pararán, no pararían, no, no, ¡No!
Me había ido lejos. Lejos hacia el recuerdo que creía haber perdido. Fracasé en el olvido. He sido tomado, la fortuna me ha elegido. Nunca volveré a ser el mismo.

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